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Gastronomía asturiana: qué comer en Luanco

Nos encanta Asturias. Como sabéis, hemos estado en varias ocasiones y un fin de semana relámpago en verano es idóneo para hacer una escapadita a cualquiera de sus preciosos pueblos y rincones, tanto costeros como de interior. En esta ocasión fuimos a Luanco, donde disfrutamos de la auténtica comida local. Hoy os contamos parte de esa gastronomía asturiana, qué comer en Luanco.

paseo maritimo de Luanco

 

Ruta gastronómica por Luanco

Este pueblo asturiano, capital del concejo de Gozón, es uno de los más bonitos de la Costa Verde. Ofrece todo lo que se puede necesitar: playas preciosas dentro del pueblo y en las cercanías, gente amable, un centro bonito, locales diversos y un ambiente divertido. Pero la oferta gastronómica es especialmente destacable.

Nosotros nos decantamos por probar las tapas y raciones de sus restaurantes.

La primera terraza que elegimos nos gustó por encontrarse en un bonito rincón, repleto de gente, con vistas sobre el mar y un ambiente muy coloquial y cercano. Es el restaurante El Muelle de Luanco, en el que los camareros corren por las mesas sin dejar que falte la sidra, las raciones variadas y el auténtico ambiente asturiano. Una pizarra muestra las tapas que ofrecen, nosotros elegimos la tabla de quesos y los chipirones.

 

Chipirones en restaurante El Muelle

Tabla de quesos en restaurante El Muelle

Los quesos estaban deliciosos. Quitamos el membrillo (somos de “salao”… jeje) y disfrutamos de las distintas variedades de queso asturianas y de otras zonas, con un buen trozo de pan. La ración de chipirones también nos gustó. Un poco más pequeños que los chipirones que nosotros conocemos, pero más grandes que los famosos chopitos, estaban bien rebozados y el sabor era muy bueno.

Dejamos atrás el muelle y nos adentramos en el pueblo, donde la marea de personas nos llevó a las calles más céntricas. Allí nos gustó el bar Gabiana, que tenía varias mesas repletas de gente en la terraza. Esta vez entramos dentro y elegimos una mesa alta desde la que se disfrutaba de la calle también. La variedad de raciones también era muy buena, en esta ocasión nos decantamos por el pastel de cabracho, que nos gusta mucho y en Asturias lo hacen buenísimo. Con una gran cantidad de tostaditas para untarlo, el pastel estaba impresionante. El sabor era bastante fuerte y la textura muy suave, por lo que el resultado era muy bueno. Con un poquito de mayonesa, cada tostadita era una delicia al paladar.

 

Pastel de cabracho en el bar Gabiana

Para terminar, visitamos los restaurantes del paseo marítimo, algo más elegantes y con amplias terrazas. restaurante La Ribera fue el elegido para probar sus raciones. No podíamos irnos sin tomar patatas al cabrales, así que las pedimos aquí. La ración era enorme y el sabor bastante intenso. El resto de platos parecían buenos también, algunos algo más caros que en otros restaurantes por lo que nos imaginamos que su calidad es mayor, aunque no tuvimos oportunidad de probarlos.

 

Patatas al cabrales en La Ribera

En general, nos gustó mucho la oferta gastronómica del pueblo, su relación calidad precio, la comodidad y la variedad de sus platos.

 

El cachopo, asturiano por excelencia

Además de los quesos, el chorizo a la sidra, el cabracho o la sidra, hay un plato que destaca por encima de muchos y que ya ha adquirido la etiqueta made in Asturias. El cachopo, dos filetes de ternera rellenos de los ingredientes elegidos (queso, champiñones, cecina, espárragos…) y empanados en una suave masa, se ha convertido en el protagonista fundamental de muchos restaurantes.

Nosotros probamos uno en el restaurante Quevedo, junto a la playa de Xagó, una de las más bonitas de la comarca. Salvaje, virgen, grande y lejos del turismo, esta playa pertenece al municipio de Lloredo, muy cerca de Avilés, y está incluida en el paisaje protegido del Cabo de Peñas.

Ensalada mixta en restaurante Quevedo

Cachopo de ternera en playa Xago

Aunque no tenían mucha variedad en el relleno de los cachopos, la calidad era muy buena. Siempre es difícil encontrar una buena fritura en la que el empanado no emane grasa, y en este caso estaba muy conseguida, con los ingredientes frescos y la carne tierna. Elegimos un relleno de queso, espárragos y champiñones, y junto a una ensalada mixta que destacaba por su enorme tamaño, resultó una comida de bastante cantidad para dos personas.

Además de la gastronomía, Luanco tiene una buena oferta hotelera. En este caso nos alojamos en el Hotel La Plaza Luanco, que recomendamos por completo. La dueña de los dos hoteles contiguos fue muy amable con nosotros y los servicios que ofrece son inmejorables. Además, está situado en pleno centro del pueblo, por lo que la comodidad es máxima.

Y para tomar algo después de cenar, o en cualquier momento del día, nos encantó la Taberna de Hank, mítico local del municipio donde la variedad de cervezas es inagotable y la decoración digna de mostrar al mundo 🙂

La Taberna de Hank, Luanco

La Taberna de Hank

 

 

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Marta

Periodista, viajera infinita, vallisoletana de origen y madrileña de adopción.

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